Cada vez más objetos y dispositivos en el hogar están conectados a Internet, lo que los hace potencialmente en riesgo de ser
pirateados.

Desde televisores conectados a Internet, juguetes, refrigeradores, hornos, cámaras de seguridad, cerraduras de puertas, rastreadores de ejercicios y luces, el llamado «Internet de las cosas» (IoT) promete revolucionar nuestros hogares.

Pero también amenaza con aumentar nuestra vulnerabilidad a actos maliciosos. Las brechas de seguridad en dispositivos IoT son comunes. Los hackers pueden explotar estas vulnerabilidades para tomar el control de los dispositivos, robar o modificar datos y espiarnos.

En reconocimiento de estos riesgos, muchos gobiernos han introducido un nuevo código de prácticas para alentar a los fabricantes a hacer que los dispositivos IoT sean más seguros. El código proporciona orientación sobre contraseñas seguras, la necesidad de parches de seguridad, la protección y eliminación de los datos personales de los consumidores y la notificación de vulnerabilidades, entre otras cosas.